Este 11 de septiembre se cumplen 52 años del Golpe de Estado que interrumpió la democracia en Chile e inauguró una dictadura marcada por la represión, la violencia y la persecución política. El magisterio fue uno de los gremios más castigados, y hoy el Regional Metropolitano del Colegio de Profesoras y Profesores recuerda a las y los docentes que fueron víctimas de aquel período oscuro de la historia nacional.
La magnitud de la represión
Según el Informe Rettig, 103 profesoras y profesores fueron víctimas de terrorismo de Estado: 58 ejecutados y 45 detenidos desaparecidos. Sin embargo, las cifras oficiales apenas reflejan una parte de la realidad. Se estima que más de 26.000 docentes sufrieron distintos tipos de persecución: despidos, encarcelamiento, exilio forzado, sanciones administrativas y la prohibición de organizarse sindicalmente.
La dictadura entendió que la educación era un espacio de transformación social y política, y buscó desarticularla eliminando a quienes impulsaban una enseñanza crítica y popular.
Historias que siguen presentes
Detrás de cada número hay un rostro, una familia, una comunidad educativa. Entre las víctimas del magisterio recordamos a:
- María Elena González Inostroza, profesora y militante del MIR, detenida y desaparecida en 1974 durante la Operación Colombo.
- Albano Fioraso Chau, profesor de Castellano, también desaparecido en la misma operación.
- Otilia Vargas, profesora normalista comprometida con la educación popular, desaparecida en 1976, cuyo paradero aún se desconoce.
Sus trayectorias son testimonio del compromiso del profesorado con un Chile más justo y democrático.
Memoria y compromiso
El recuerdo de estas y estos docentes no es solo un acto de justicia, sino una herramienta de futuro. La memoria activa nos recuerda que la enseñanza fue también un acto de resistencia, y que quienes pagaron con su vida o su libertad siguen presentes en la lucha por una educación pública, democrática y digna.
A 52 años del Golpe, el Regional Metropolitano reafirma su compromiso con la verdad, la justicia y la reparación, para que nunca más el profesorado ni el pueblo chileno vuelvan a ser víctimas de la violencia política.