A raíz de la actual crisis sanitaria, económica y social que asola parte del mundo y a nuestro país en particular, promovida por la lógica depredadora del capitalismo, y agravada por la aparición y propagación del covid-19, y teniendo en consideración, asimismo, las medidas implementadas por el actuar gobierno para hacer frente a esta grave situación, y los comentarios emanados desde la autoridad central, esto es, Ministerio de Salud y Ministerio de Educación, respectivamente, como trabajadores de la educación venimos en declarar lo siguiente:
Que, en cuanto a las medidas económicas adoptadas por el ejecutivo, lamentamos que se haya optado por proteger al empresariado y no a la población, como debiese ser en atención al artículo 1 de la Constitución Política, la que establece que “el Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común”. En este sentido, las medidas dispuestas por el gobierno pueden ser vistas como una práctica criminal en contra de la población, toda vez que su ejecución ha sido mantener activos determinados servicios no esenciales de la producción, obligando con ello a les trabajadores a seguir asistiendo a sus puestos de trabajo exponiéndose al contagio, so pena de perder su empleo y, por ende, sus fuentes de ingreso que les posibilite su sobrevivencia. Asimismo, la precarización brutal de les trabajadores bajo el sofisma de protección al empleo, que no es sino, destrucción del empleo, ha significado que un porcentaje importante de trabajadores se encuentre a la fecha imposibilitados de percibir una remuneración mensual, esto debido a que el gobierno ha preferido cuidar el capital antes que la seguridad de les trabajadores, debiendo éstos vérselas con los pocos recursos que le reporta el fondo de cesantía. Súmese a ello los dictámenes que la dirección del trabajo ha venido evacuando y que representan un retroceso en lo que concierne a los derechos de les trabajadores.
Sobre los dichos del Ministro de Salud, Sr Jaime Mañalich, quien manifestara hace poco que la suspensión de clases decretada por el gobierno había sido un error, consideramos que dichos comentarios ofenden públicamente a la población en su conjunto, en especial a les estudiantes, profesores, apoderades, asistentes de la educación y manipuladoras de alimentos, pues soslaya de manera grosera las recomendaciones internacionales y nacionales, respectivamente, de favorecer el confinamiento en los hogares para evitar la propagación del virus. Su visión de las cosas grafica la distancia existente entre la concepción tecnocrática del gobierno y el sentido de protección prevaleciente en la ciudadanía. Súmese a ello, las desventuradas y groseras locuciones en las que imputa directa responsabilidad a las escuelas en la suspensión del procedimiento vacunatorio para les estudiantes, cuando en verdad lo que se hizo fue desviar la cantidad de vacunas que iban dirigidas a los establecimientos educacionales del país, para vacunar al personal militar y de las fuerzas de orden. Una medida francamente fuera del sentido común, máxime si consideramos que las F.F.A.A. y de orden obtienen suculentos ingresos del erario nacional, y disponen de infraestructura y cobertura sanitaria por sobre el promedio de la gente trabajadora. Asimismo, su convicción de que en los establecimientos educacionales no se han prestado los servicios éticos anunciados, como tampoco la entrega de las raciones alimenticias para les estudiantes, demuestra claramente un ánimo avieso en vez de contribuir a buscar soluciones reales que garanticen la salud de la población.
Por su parte, el Ministro de Educación, Sr Raúl Figueroa, si bien es cierto que recogió la demanda ciudadana de suspender las clases en el mes de marzo, posteriormente daría luces de llevar a cabo una educación a distancia propiciada por el teletrabajo de les profesores. Esta medida que puede ser entendida como un mecanismo pertinente para su uso, considerando el confinamiento a las que han sido llevadas las familias, ha dejado en evidencia las profundas desigualdades existentes en las condiciones materiales de existencia de la población, esto es, los sectores más vulnerables no tienen el acceso a dispositivos tecnológicos, como computadores, tablets e internet, y en su defecto, si lo tienen, deben compartirlo con el conjunto de la familia, haciendo aún más difícil el hecho de dar respuesta a guías de trabajo, y en especial al eslogan de gobierno de “estudiar sin parar”. Consígnese, asimismo, que existe una parte de la población estudiantil, personas adultas, que no tienen relación asidua con este tipo de elementos tecnológicos, lo que dificulta sobremanera el proceso de enseñanza a distancia. Como efecto de este razonamiento tecnocrático aplicado a la educación vemos hoy cómo les estudiantes y profesores se sienten agobiados frente a la carga académica que deben rendir para lograr la productividad que tanto el Ministerio de Educación como los empleadores exigen. En todo este escenario de productividad teletemática-empresarial que lentamente va posicionándose, sigue incólume, como bastión de defensa y resistencia, lo que sin lugar a dudas es el corazón del proceso formativo, a saber: la presencialidad, es decir, la relación in situ entre profesores-educandos, la relación humana y dialógica como conditio sine qua non que posibilita y da vida al proceso de enseñanza-aprendizaje y orienta la transformación del mundo, y que tanto estudiantes como profesores añoramos profundamente en estos momentos,
Por otro lado, la autoridad ministerial dispuso mediante resolución el adelanto de las vacaciones escolares, debiendo éstas efectuarse en julio, pero dado que las clases llevan suspendidas un mes, y los bolsillos de las empresas que usufructúan de la educación les importa más que la salud de les estudiantes, decidieron mantener tal medida. Pero no tan sólo esto, en su trastocamiento de la realidad, o mejor decir, en su afán desvergonzado de proteger la actividad económica a toda costa, pretenden llevar a efecto una vuelta a clases gradual, sin garantizar el mínimo de condiciones de salud y seguridad necesarias para la comunidad educativa. Una medida a todas luces irresponsable, ya que desconoce los anuncios de actores relevantes en materia de salud que señalan que aún no entramos en etapa peak de contagio y que éste se daría recién en mayo, razón por la cual es recomendable continuar con el confinamiento en los hogares hasta nuevo aviso.
Mientras no estén garantizadas las condiciones de salud y seguridad para todas las comunidades educativas, no podemos volver a clases. No nos expondremos ni mucho menos a les estudiantes a ser conejilles de indias para alimentar su insaciable apetito crematístico.
La vuelta a clases debe ser programada de manera responsable mediante acuerdo entre todos les actores.
Hoy es tiempo de cuidarnos, de tendernos manos y corazones que nos posibiliten salir de esta crisis de la mejor manera.
Este periodo y el que ha de venir nos debe invitar a la reflexión y práctica en busca de nuevos horizontes para la educación que, como sociedad necesitamos construir.
Por una educación libertaria y amorosa, pública, laica y de calidad, puesta al servicio de la vida.
SINDICATO DE TRABAJADORES LICEO TALAGANTE
Talagante, 23 de abril de 2020