Desde el Departamento de Educación de nuestro Regional, a cargo de la profesora y Vicepresidenta Metropolitana Sandra Araya, se comenzarán a difundir una serie de columnas de opinión y reflexión que nos son útiles para estos tiempos tan difíciles que vivimos.
A continuación la columna del colega Simón Collao que fuera publicada en el sitio: https://pensamientodocente.cl/
Desde el año 2009 un porcentaje importante de los escolares del país, al momento ingresar a séptimos básico, reciben un computador mediante el programa yo elijo mi pc . Esto ha funcionado como un apoyo escolar por haber asistido a clases dentro del sistema educativo nacional según lo que se les exigía y solicitaba. De esta manera, por ejemplo, en el año 2019 se entregaron ciento treinta mil laptops en las escuelas municipales y subvencionadas de manera directa a los alumnos que cumplieran con ciertos criterios: presentar un rendimiento académico medio alto (En caso de estudiantes del sistema subvencionado) y pertenecer al porcentaje más vulnerable de la población. La justificación de esta política pública se plantea como una medida para superar la barrera digital que impera en nuestro país, tanto entre la gran diferencia socio cultural imperante en nuestra sociedad, como entre los mismos establecimientos educativos, los cuales presentan una alta diversidad estructural ya en sus diversos niveles (Liceos bicentenario, técnicos, etc.).
Bajo estas premisas uno esperaría llegar a la sala de clase y poder llevar a cabo aprendizajes basados en proyectos los cuales utilicen como herramienta central el computador en cuanto espacio investigativo, de construcción de textos o material audiovisual sin mayores inconvenientes, pero claro, la realidad dista bastante de esto. La última vez que recuerdo haber visto un laptop de la “juna”, era con cierto alumno que batallaba por hacer correr Minecraft en dicho computador. De esta misma manera muchos docentes nos hemos enfrentado a la situación de tener que explicarles a estudiantes de enseñanza media qué es un correo electrónico y cómo se utiliza, o intentar explicar insistentemente que Whatsapp no es un medio oficial de comunicación.
El diagnóstico del estado de actual de las cosas en términos de políticas educativas respecto uso de herramientas digitales se supone lo podemos rastrear en el último SIMCE de competencias digitales, aplicado por última vez el 2013, el cual arrojó que “46,9% de los estudiantes se encontraban en un nivel inicial respecto a competencias digitales. Es difícil construir un análisis de la situación actual tomando en cuenta lo desactualizado de los datos, pero resulta que el instrumento evaluativo no se ha vuelto a aplicar, lo que me parece preocupante. Si vinculamos estos datos con la perspectiva que se supone nuestros estudiantes son nativos digitales, el asunto parece no tener mucho sentido, dado que se esperaría que con los resultados fueran bastante diferentes y el desempeño respecto al uso de TIC de los estudiantes hubiesen sido mucho mejores, y por otro lado, los laptops entregados por el gobierno aparecieran de manera natural en la sala de clase para su uso didáctico.
Para poder entender la forma en que las TICs se han integrado dentro del sistema educativo chileno tenemos que dirigirnos hacia la aparición del proyecto Enlaces en cuanto a estructura y funcionamiento. Enlaces nace como proyecto piloto en 1992, iniciando su expansión nacional hacia el año 1995 como una red coordinada por el ministerio de educación que vinculaba universidades públicas, privadas y empresas del rubro informático. La idea era integrar dentro de las aulas de todo el país el uso de herramientas TIC, asumiendo que esto generaría necesariamente un impacto positivo en los resultados de aprendizaje de los estudiantes en los distintos niveles y distintas asignaturas. A más de veinte años del inicio del proyecto, los resultados han estado lejos de ser los esperados, si a esto le agregamos la contingencia actual, las deficiencias del sistema educativo chileno en cuanto al uso de TICS saltan más que a la vista.
En estos días vemos grupos de padres desesperados que vía Whatsapp u otro medio se encuentran recibiendo cientos y cientos de guías para, de alguna u otra manera, mantener el proceso educativo de sus hijas e hijos desde sus casas, mientras al mismo tiempo, los profesores hacen lo que pueden desde sus lugares para poder interactuar con sus estudiantes y ver de qué manera pueden logran los objetivos de aprendizaje en un contexto como el presente. Pareciera que plataformas como moodle o google classroom pertenecen a una galaxia muy lejana y si no es por ciertos esfuerzos individuales de profesores o ciertos establecimientos educativos específicos, pareciera que no hay propuestas serias por intentar mantener sistemáticamente los procesos didácticos. Ya todos deberíamos estar de acuerdo en que enviar guías en pdf para la casa es por lo menos deficiente en cuanto proceso pedagógico, y esperar que mágicamente el trabajo para la casa esté resuelto en el correo electrónico del profesor mediante una foto, es algo bastante distinto a lo que se entiende por educación a distancia, o como se estructuran experiencias educativas que sí funcionan como los cursos MOOC.
Teniendo en cuenta lo anterior, no es de extrañar que jamás se lograra concretar a nivel nacional en los establecimientos del estado alguna interfaz digital (aplicación web, página, intranet etc.) entre estudiantes , apoderados y profesores, y es bien probable que esto en realidad nunca fuese una prioridad, o sentido como una necesidad inminente por parte de la estructura burocrática del ministerio de educación, por esto se entiende que si bien el ministerio declara una política en la implementación de TICS en las escuelas, el foco del proyecto Enlaces se reduce a una fuerte inversión en hardware, pero un escaso apoyo y capacitación para las comunidades educativas. ¿Te imaginas poder revisar en tiempo real la asistencia y calificaciones de sus estudiantes a través de su celular? Cuántos dolores de cabeza y situaciones absurdas, (como no tener acceso al libro de clases en las horas no lectivas, o tener que calcular a mano qué estudiante está en condición de repitencia, o cerca de ello) nos ahorraría esto, y no es como que hubiese que generar una gran plataforma de machine learning para solucionar el problema, con un buen uso de la nube y planillas de cálculo, el programa podría estar funcionando hace bastante tiempo. Entonces la pregunta que emerge es evidente: durante este casi cuarto de siglo de proyecto Enlaces ¿cómo no se ha podido integrar de manera consistente el uso de las TICS como un apoyo al proceso pedagógico? La respuesta nos remite al estado chileno y su desconfianza patológica respecto a las competencias de los docentes que trabajamos dentro del sistema. Es decir, cuando revisamos el funcionamiento e implementación del proyecto Enlaces, la preocupación inicial fue la adquisición de hardware para todas las escuelas con subvención estatal, por ejemplo: entre los años 1995 y 2002 se invierten 123 millones de dólares en el proyecto. No obstante, luego de la respectiva instalación de la sala de computación (sala enlaces) en los establecimientos educativos del país, esto no fue seguido con una política seria de capacitación en el uso de herramientas digitales para los docentes, así repentinamente encontramos la aparición de nuevos OA respecto al uso de TICS como medidas impuestas desde la construcción del currículum y los planes de estudio, sin una vinculación masiva con las comunidades educativas, en sus variados niveles.
Por poner otro ejemplo, en un liceo donde trabajé, cuando llegué allí vi que tenían instaladas en la pared de la sala enlaces una muy interesante pizarra interactiva, mi entusiasmo como profesor joven que se integra al sistema pensó de inmediato en cómo usar aquel juguete para hacer un poco más “dinámicas” mis clases, o quizá para mi propio disfrute, pero la sorpresa que me llevé no fue menor; cuando investigué, me informaron que aquellos equipos jamás habían sido configurados y que se suponía el cd del software se encontraba en alguna parte, pero que en realidad lo único que había pasado era que los técnicos lo habían montado en la pared y nunca nadie las había hecho funcionar, ni había sido capacitado para ello. Mis colegas podrán dar fe que ejemplos de este tipo tenemos por montones dentro del funcionamiento cotidiano de los establecimientos educativos, así pareciera que la política ha sido durante todos estos años comprar hardware que nadie sabe para qué se va a usar, a pesar de que el currículum declare lo contrario, asumiendo que el estudiante con el solo hecho de tener un PC o Tablet va a aprender más y mejor.
Dicho esto, no es de extrañar el desastre administrativo que mantiene el sistema educativo en este contexto de crisis, no hay base de datos de email de apoderados, ni software educativo funcionando a gran escala (por lo menos no por parte del ministerio), ya que una página web con guías anunciada con tanta pompa por el presidente dista mucho de ser esto.
El resultado del análisis se deriva casi automáticamente, lo que hemos tenido en inversión en TIC en el sistema educativo se ha centrado en la adquisición de hardware, esto sin las políticas de capacitación digital tanto para docentes como para estudiantes, entregándonos los resultados que hoy en día podemos ver: una institucionalidad digital en materia educativa inexistente y, en este quiebre, la desesperación de los distintos espacios educativos por buscar formas de solucionar la contingencia. Pero, en la utopía pedagógica que imaginamos con algunos colegas, estas plataformas deberían estar funcionando desde hace bastante tiempo. Yo por ejemplo preferiría en estos momentos cargar una unidad completa para dos meses en una Moodle u otra plataforma parecida con evaluaciones, foros, consultas, enlaces externos y demases, en vez de tener que mandar una guía generada para la contingencia por wasap u otra vía que se tratar de salvar como sea.
Esperemos que el contexto actual nos ayude a evidenciar en la prehistoria en que se encuentra el sistema educativo chileno respecto uso de las tecnologías educativas, y logremos generar un cambio en el paradigma desde cómo se piensa la escuela respecto a las toneladas (terabytes) de información que están recibiendo nuestros estudiantes día a día desde las distintas aplicaciones móviles y páginas webs y sean conscientes de la necesidad de capacitar a docentes en el uso de plataformas digitales ( usando las que ya están disponibles o gestionando nuevas) de manera seria, e integrando esto verdaderamente en la administración del funcionamiento de las escuelas, sin que esto signifique más agobio laboral con capacitaciones fuera de nuestro horario de trabajo, sino una verdadera ayuda en el desarrollo la labor pedagógica. Los fondos no pueden estar puestos en comprar y comprar computadoras y tablets que quién sabe para qué van a ser usados, sino en usar lo que ya tenemos, dar acceso a wifi a nuestros estudiantes, y lograr integrar al docente como un verdadero mediador de la información que circula en la red, con los tiempos y recursos que esto significa.
Simón Collao Pérez
Profesor de Lengua y Literatura
Magister en Estudios Cognitivos
[1] Forma coloquial en que los estudiantes se refieren a la Junta nacional de auxilio escolar y becas.
[2] En abril del año 2019 contraloría nacional de la república definía mediante el dictamen N° 035523N16, que la aplicación Whatsapp no puede ser considerado un medio oficial de información.
[3] Tenemos conocimiento del actual uso de plataformas para la gestión de la asistencia y calificaciones en las escuelas como Napsis u otras, pero estas funcionan en la práctica como meras herramientas burocráticas entre el sostenedor y el equipo directivo, en vez de ser herramientas que ayuden verdaderamente a la labor del docente.